La vida está llena de paradojas, como la de aquel hombre que estaba tan cansado de estudiar que deseaba terminar sus estudios; y deseaba tanto terminar sus estudios que no hacía más que estudiar. Sin duda fue éste un caso de estudio, mas no fue el único. Más paradójico fue lo de aquel loco cansado, quien de tan cansado que andaba, fue llevado por el sueño y la locura en medio de sofocos y zancadas. Corrió países y ciudades lejanas. Cuando encontró la suya, corrió sus barrios y calles. Corrió las escaleras, corrió la puerta, corrió la entrada y el pasillo. Acabada la carrera, loco y emocionado, se abalanzó sobre la cama. Entonces, detenido, le desafió su cordura y le abandonó el sueño. Me gusta la paradoja. Quizá porque plantea preguntas más allá de las palabras. Tal vez porque soy loco... o tal vez porque todos debemos serlo. Hay demasiada injusticia alentada por quienes se esconden en la aparente coherencia de las palabras. Coherencia que sólo se derrumba con descuidos a ...
Un espacio de reflexión que incluye opiniones, pensamientos, reflexiones, certezas y creencias que no tienen por qué ser ciertas, pero que son mías. Soy misionero. Soy cura. Intento creer...