Del otro lado del teléfono tu corazón de mujer espera, noche a noche, que la luz aguda de un sonido te despierte, y traiga en la mañana, como fuego, el son de un nuevo canto a tu mirada. El cielo es azul, hace tiempo que es azul, la lluvia no se recuerda en la comarca, el jardín está seco y sola la casa; Los pájaros sedientos se acercan con sus cántaros, buscando vida, al caudaloso río de tus mejillas, que nace en tus pupilas y muere -sin morir- en tu garganta. Y tú, varón, habitante de este lado de la historia, permaneces lejano y ajeno; vecino de unas teclas que no rozarán tus dedos, porque no sueñas con quien te ama ni amas a quien te sueña, noche a noche, del otro lado del teléfono. [A la Mujer que espera... ...y al Dios con Corazón de mujer]
Un espacio de reflexión que incluye opiniones, pensamientos, reflexiones, certezas y creencias que no tienen por qué ser ciertas, pero que son mías. Soy misionero. Soy cura. Intento creer...