Actualmente, descubrimos en nuestro país un acalorado y recurrente debate sobre la libertad de expresión. Cada polémica nueva es una ocasión para renovar el odio y las disputas, a base tantas veces de prejuicios y malas intenciones. Reconozco que me preocupa, me preocupa mucho, y cada vez más. Me preocupa porque, más allá de cada hecho concreto, percibo una incapacidad creciente para elaborar juicios morales libres, para alcanzar opiniones fundadas y para expresarlas serenamente. No sólo eso. Cuando alguien expresa una opinión personal, con respeto y con una base moral que merecería poco menos que un aplauso, no tarda en ser manipulado. Los que se creen cerca de él, aprovechan su figura para dotarse de argumentos que, lo reconozcan o no, les faltan. Quienes se creen lejos, no tardan tampoco en encasillar su figura, en tirar de hemeroteca o simplemente, cuando esta es pobre, en recurrir al insulto, la confusión o el desprestigio irrefrenable de la mentira. Me preoc...
Un espacio de reflexión que incluye opiniones, pensamientos, reflexiones, certezas y creencias que no tienen por qué ser ciertas, pero que son mías. Soy misionero. Soy cura. Intento creer...