Los famosos, con el noble fin de ayudar a los que sufren, escriben y venden libros, ruedan y distribuyen documentales autobiográficos en los que expresan las dificultades que, también ellos, padecieron cuando eran homosexuales en lo secreto, golpeados en el patio por su obesidad, objetos de burla por su nariz aguileña, o miembros de una familia patriarcal, violenta y rota en un contexto suburbial. Sin duda, su ejemplo puede ser un estímulo. Ojalá lo sea. Invito también a los famosos de mal ejemplo a que aprovechen ese tirón mediático. Pido que hablen a aquellos que estuvieron del otro lado: a los machitos homófobos, a los agresores del sexto curso, a los guapos sectarios, a los padres abusadores de buenos barrios. Por desgracia no abundan. Parece que el bien tiene más recorrido cuando conviene a sus promotores.
Un espacio de reflexión que incluye opiniones, pensamientos, reflexiones, certezas y creencias que no tienen por qué ser ciertas, pero que son mías. Soy misionero. Soy cura. Intento creer...