Los famosos, con el noble fin de
ayudar a los que sufren, escriben y venden libros, ruedan y distribuyen documentales
autobiográficos en los que expresan las dificultades que, también ellos,
padecieron cuando eran homosexuales en lo secreto, golpeados en el patio por su
obesidad, objetos de burla por su nariz aguileña, o miembros de una familia
patriarcal, violenta y rota en un contexto suburbial. Sin duda, su ejemplo
puede ser un estímulo. Ojalá lo sea.
Es loco el viejo barbudo... De un tiempo a esta parte se volvió tan franco y libre que no tiene problema en llevarse con frecuencia a sí mismo la contraria, sin dejar por ello de pensar como piensa ni de hablar lo que dice, incluso aunque a veces, prefiriendo no pensar, simplemente calle. Yo quiero de mayor ser como él, viejo, barbudo, libre y loco. Y si no llego a mayor ni me curo de lampiño, me conformo con libre y loco, que cuerdos ya los hay muchos, y no existen locos presos. Los viejos con los años se liberan de todo... ...los libres parecen locos... ...y los locos, aunque mueran, jamás envejecen. ¿Cómo no desear la libertad de cumplir años? ¿Cómo huir de la locura del evangelio?
Comentarios
Publicar un comentario