Las personas extraordinarias
hacen de lo ordinario
(un beso, una caricia, una presencia)
una experiencia extraordinaria
con la que llenan la vida;
Las personas ordinarias
llenan con lo extraordinario
(una presencia, una caricia, un beso)
la bolsa de basura que sacan
en la noche, sin revisión ni reciclaje.
Las personas extraordinarias
esconden sus virtudes
tras su rostro humano y defectuoso;
La virtud de las personas ordinarias
es la de ocultar su defectuoso y humano rostro
en el ambiente festivo de un carnaval veneciano.
Las personas extraordinarias comparten sonrisas
y cuentan cómo soñaron sus sueños;
Las personas ordinarias escuché que a veces sonríen
imaginando que ya descubrieron aquello por lo que soñar.
Las personas extraordinarias,
como las ordinarias,
creen que son lo que parecen,
pero ni unas ni otras creen bien,
pues no parecen lo que son:
las unas parecen otras,
las otras parecen unas,
y viceversa o al revés.
Fotografía de Pedro Casaldáliga, misionero claretiano, escritor y poeta, teólogo de la liberación, obispo emérito de Sâo Felix do Araguaia, Brasil, y defensor de los pobres.
Gracias Martín! Un abrazo
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