No acepté que quisieras quererme gratis. Te odie por ello, te puse a prueba, huí de ti... Volví y tu sonrisa me esperaba sentada en la acera.
No soporté que siguieras queriendo quererme gratis, y quise comprarte... Reuní algo de dinero, paseé por el centro, busqué toda la tarde. Cerraron las tiendas. No compre nada. Podría haber pagado algunas cosas, es verdad, pero no comprarte a ti.
Es la caída de un mito: no todo tiene un precio.
Es el drama de lo gratis: nadie puede comparlo.
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