Te noto callado, me dice esta tarde la vida.
Callo porque me es difícil dar palabras que, denunciando a otros, me inculpan en primer lugar. Callo por no decir, y ante todos callo:
Callo ante el rico que no creerá su injusticia por mis difusas palabras ni por mi vida borrosa. Callo ante sabios y fuertes, no sea que descubran la dosis de envidia escondida en el lenguaje, disfrazada de letras y sonidos.
Callo ante el mundo enfermo que no ayudo a sostener.
Callo ante el grito que me lanzan mis propios sueños.
Callo, sobre todo, ante el pobre que juzga con ojos de silencio mi indiferencia.
Y en el silencio humilde nace, como fuego, el deseo de cambio, y crece una nueva forma de ver, de situar cerca lo que es real.
Callo y mi corazón resuena.
Callo y una voz me habita.
Callo y tu presencia bombea con fuerza palabras que son de verdad. Las escucho, no las creo, y callo. Cuando las crea seguiré callado, pero entonces hablará mi rostro.
Como siempre, me siento identificada en tus reflexiones. Tanto silenció precisamente en estos momentos, me hace sentir muy cobarde. Gracias.
ResponderEliminarOle. Gabri.
ResponderEliminarGracias. Un abrazo.
ResponderEliminarDébora