Puntos suspensivos,
sólo tres puntos suspensivos trajiste a mi
existencia,
ahondando con ellos en mi tragedia.
Tres pequeños ceros que,
en aquellos tiempos,
suspendieron mi juicio;
Ceros que aún hoy
me ponen entre paréntesis
y me interrogan con miradas afirmativas.
Tres puntos suspensivos:
Tres norias continuadas
con sus góndolas siempre contrapuestas
de dudas y de certezas;
Tres faros en el mar
de la dicha y el decir
que alumbran el espacio del silencio;
Tres velas que, con luz tenue,
enseñan cómo el futuro incierto
nos tiene en el presente a la deriva;
Tres cómplices de una frase
culpable y temerosa
que prefirió no pronunciarse.
Puntos suspensivos,
sólo tres puntos suspensivos
trajiste a mi existencia,
y yo,
ahora,
te los devuelvo…
¿Seguro que prefería no ser pronunciada? Que no se oculten las miradas que afirman preguntando ni las noches de paréntesis...
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