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Mostrando entradas de enero, 2011

La paradoja de la manzana

La vida está llena de paradojas, y creo que en el símbolo de la manzana se resume una bastante común. La paradoja de la manzana. Mi nacimiento no fue tan peculiar como el de Gila (“ mamá, que he nacido ”). Algunos se alegraron, y la mayoría permaneció indiferente. Yo era muy distinto por aquel entonces (finales de los 80). No sufría por tener que levantarme temprano, y tampoco me gustaba quedarme trabajando de noche. No entendía a los filósofos. Ni siquiera sabía leer. Solamente entendía a mi abuela con sus expresiones de abuela: como ese sonoro “ ajajayyyyy ” acompañado de un rápido “ qué-bonito-es ” y de asfixiantes muestras de cariño. De hecho, tardé unos meses llegar saber qué era eso de “ qué bonito es ”. Todo era muy sencillo en los primeros tiempos de mi vivir en la tierra. Yo no tenía dientes, pero tampoco me hacían falta. Todo lo que me daban era líquido. Primero leche y agua, después un rico batido de manzana y plátano. Poco a poco la cabeza me fue creciendo. Yo no paraba

Lo grande a menudo se esconde

Encuentro de Claretianos de la provincia bética Vivo en granada, en una comunidad de misioneros, junto a 30 claretianos más. Por un lado, jóvenes de áfrica, europa y asia; por otro, formadores, capellanes, sacerdotes de una parroquia, profesores de la facultad,...; por último, los misioneros mayores de esta zona del mundo (provincia bética). Pues bien, el viernes pasado, mientras desayunábamos, alguien comentó que uno de los mayores, el hermano Pedro (Pedrito), había pasado muy mala noche y se encontraba enfermo. Él tiene bastantes años (87), muchos achaques y alguna enfermedad. Quizá no sea él quien acuda a la mente de quien escucha la palabra misionero, más fácilmente asociable a un hombre de unos 40 o 45 años, residente en áfrica o américa latina y fundador incansable de escuelas y comedores sociales, viajando de un lado para otro con su Land Rover destartalado entre jirafas e hipopótamos. Pero no siempre es así. Las cosas grandes que conmueven a tanta gente (sea en documental

Buscando Buenas Noticias en la basura

Pienso que la mejor manera de empezar a escribir es hablar de algo con lo que esté de acuerdo todo posible lector. Pero, ¿cómo hacerlo en una sociedad marcada de forma cada vez mayor por pluralismos de todo tipo? En opiniones no estaremos de acuerdo (monarquía-república, madrid-barcelona, justicia-libertad, 18-21, matrimonio-unión civil, muerte digna-provocada, sí-no, solo-con leche, PP-PSOE, izquierda-derecha, delante-detrás, 1-2-1-2-3) y casi todo lo que un día fue hecho, entendido como objetivo, hoy corre el peligro de quedar diluido en este mar de opiniones multiformes, donde nadie puede saber siquiera el número aproximado de asistentes a una manifestación. Volviendo al inicio, ¿podría decir algo que pueda admitir al menos un amplio consenso? Creo que sí: NECESITAMOS BUENAS NOTICIAS. Hallé una prueba estos días en una noticia de televisión. Unos nuevos ricos encontraban su boleto ganador entre restos de comida que despreciaban. El asco que sentían tan solo pudo ser vencido po