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Mostrando entradas de 2015

Sospechar de los buenos

El pensamiento dialéctico en la interpretación de los atentados nos lleva a comparar números de muertos, a clasificarlos por banderas de origen. Convendría más sumarlos, imaginar sus cuerpos unos al lado de los otros, intuir que a menudo son causas globales las que generan muertes en distintos lugares del globo, y pedir a Dios y a la vida que nuestro corazón no deje de dolerse por cada una de esas sábanas blancas que recubren vidas truncadas. Y sospechar, sospechar de quienes lo saben todo, sospechar de los que tienen poder para manipular, sospechar de los fuertes, sospechar de los buenos, sospechar de los que se enriquecen con cada guerra...

Animales ficticios

Somos las personas seres en constante proyección, animales ficticios. Tenemos la habilidad extraña de vivir en lo que todavía no somos, aunque para ello debamos olvidar lo que sí fuimos: pasado, historia, carne, infancia. Y es por ello que tememos la muerte, porque ella pone límite a la ficción, y porque no sabemos refugiar el corazón en el agradecimiento que brota –espontáneo- cuando descubrimos la realidad mayor, la ficción suprema: el día anterior al día en que, ¡por fin!, fuimos… (Recordando a un amigo y su enfermedad...)

Carta Abierta a Dolores Díez (Sobre la comunión civil)

Querida Dolores, madre, tutora, veterinaria, malagueña, atea y laica: Me presento: soy Martín, hijo, misionero, sevillano, creyente, católico. Quería felicitarle por el paso que su hija dará en el próximo mes de mayo, según he podido leer en el periódico ABC –edición digital– del día de hoy, 29 de octubre de 2015. Me reconozco ignorante en muchos temas, y al mismo tiempo es escasa la información que he podido obtener del periódico digital. Ellas hablan de que su hija «quiere una fiesta» como la de otras niñas, con payasos y sin misa. Sin duda será una buena ocasión para que ella lo pase bien en compañía de sus amigos y familiares. Desde mi experiencia, ciertamente las misas resultan aburridas a los niños de 8 años, excepto en contadas ocasiones (cuando el cura se adapta a ellos, cuando los padres les dejan corretear por los pasillos, o cuando la promesa de una diversión posterior hace que la resistencia esperanzada valga la pena). Deseo expresarle mi percepción, pa

Ausencias disfrazadas

Tenía 18 años, tal vez 19. Apenas sus amigas abandonaron el vagón ella se convirtió en el centro. Los cuatro compañeros de clase parecían estar a sus pies, a sus piernas, a su cuerpo; atrapados por el desvelamiento progresivo de sus secretos amatorios, seducidos por sus últimas fotos compartidas, convertidos en competidores esperanzados en la victoria nocturna, en la derrota ajena. Ella, en realidad, no buscaba sexo. Sólo mendigaba algo de afecto, un gesto, un abrazo, una car icia... Ellos, en el fondo, eran víctimas del mismo engaño, de la misma carencia, la soledad misma. Yo, en el asiento de al lado, incapaz de no escuchar sus gritos y sus alardes, no pude sino sentirme cercano a sus ausencias disfrazadas. Mientras, sus padres, ajenos a casi todo; y el viejo de enfrente negando con la cabeza, como queriendo abandonar la escena y huir hacia las sombras idealizadas de su pasado... Todos parecen vagar solos por los vagones, y pocos saben adónde van...

Esbozo

Deseaba guardar para siempre su rostro junto al mío. Quise apresarlo. Tomé lápiz y papel, y recordé mis clases de dibujo: línea, gesto, movimiento... Su rostro ya no estaba. Me quedó el papel en blanco y un recuerdo. Tuve miedo a perderla. Por eso la perdí. Lo importante no puede ser apresado... ...y nada hay más importante que un rostro.

Viajar

Lo mejor de viajar no es pasear por bellos lugares, sino saber que esos espacios, hasta entonces desconocidos, son el escenario de la vida de gente para la cual mi contexto geográfico, mi vida, mi casa, no son más que una posibilidad indefinida y lejana. Atravesar la puerta y reconocernos, reconocernos más allá de todo contexto.

El dictador de nuestro tiempo

Miedo es soltar. Nacer, separarse, crecer, distinguirse. Miedo es la cadena, la invitación a romperla y la excusa para no hacerlo. Es comilón y borracho: se come mi libertad y se bebe mi vida. Miedo es el dictador de nuestro tiempo, quizá lo fue de todo tiempo. Quiere dominar, controlar, poseer... Y somete mi voluntad para hacerme su mano derecha, y su izquierda. Un dictador que mueve los hilos con mano invisible, con mis manos. Miedo es la desconfianza junto con lo otro, es la sombra de la tristeza, el fruto de la desesperanza, la muerte desde este lado. El miedo lo es todo cuando es él quien escribe. El miedo no es más que una brisa cuando le quito la pluma y camino hacia delante.

Politono himno

No sé cómo podíamos vivir sin politonos en el 2001", decíamos en el 2006 mientras nos pasábamos música por infrarrojos. Nuestros labios esbozaban una sonrisa pícara, como si hubiéramos alcanzado todo, como si fuésemos los reyes de algo, como si fuésemos más que el de al lado o quisiésemos regalarnos una exclusiva. No supimos reconocer que la historia era mucho más que lo que nuestro ego nos dejaba ver. Tal vez la escasez de perspectiva o la emoción ingenua nos hizo confundir ideales que pudieron haber sido nobles con argumentos que no llegaron a ser tales. La música nos hace humanos, pero lo cierto es que nunca nos ha sido fácil ponernos de acuerdo en la melodía. Algunos aspiran al respeto y al diálogo, y eso es bonito. Otros tantos prefieren el insulto, el ruido y el silbato.

El vuelo de Hakim

Elevando sueños no conseguiremos superar sus muros, pero sí les haremos sentir miedo, y levantarán aún más sus vallas. Y cuando todo parezca ya perdido, cuando por encima de las tapias no se divisen el sol, la luz ni el cielo, entonces nuestros sueños se alzarán una vez más, y el miedo y la altura, paradójicamente, las harán caer. Ese día nuestros anhelos, al fin, volarán, y nosotros, los que un día elevamos sueños, seremos llevados por ellos –soñaba Hakim aquella tarde de julio, sentado a catorce kilómetros del sur de España, con el Estrecho como destino fatal y Europa como horizonte.

Voy a matarte

No nombrarte entre los vivos es como seguir matándote. Pero no puedo nombrarte entre los vivos cuando tengo tan claro que no estás, que ya te has ido. Nombrarte entre los muertos es como matarte todavía un poco más, matar tu vida falsa, consentir la muerte no aceptada. Por eso tengo que nombrarte, sabiendo que estás muerto, aunque sienta que yo también me muero un poco. Voy a nombrarte, voy a dejarte morir, porque ya has muerto. Voy a matarte, y entonces podrá tu nombre resonar tranquilo en mi recuerdo, sabiendo que, al fin muerto, sigues vivo... [A todos aquellos que no se atreven a nombrar a los seres queridos que murieron. A todos los que no encuentran valor para llamar muerte a la muerte. A todos los que padecen algún tipo de culpa encubierta ante la muerte de los suyos...]

100 metros

100 metros separaban aquellas tiendas. En una, sin más presentación que una luz sugerente y una joven a la puerta, entraba un gordo que rondaba los 60. En la otra, ya a punto de cerrar, no quedaba nada ni nadie. Sólo la dependienta y un cartel sobre la puerta: "Alta Peluquería Canina". Qué pena de joven. Qué pena de viejo. Qué pena de paseo. Sólo la imagen del papa caminando por las chavolas italianas me devolvió algo de luz. Jesús, sin duda, debía andar por allí...

El odio y el miedo. (A propósito de Charlie Hebdo)

El miedo y el odio son dos caras de la misma noticia, dos pasiones que someten al hombre, haciéndolo individuo. El miedo es causa y consecuencia del odio, y el odio no es otra cosa para el miedo. No lo digo yo, lo dice el telediario. Cada día, todos los días, desde el otro día. Día en que unos locos armados –que odian tanto que asustan, ¡tanto que parecen no tener miedo!-, iniciaron su plan de ataque. Vivimos tiempos complejos, repiten los ignorantes de la historia, los presuntuosos que creen haber alcanzado el culmen de lo humano: ¡En pleno siglo XXI! Como si todo hubiera sido fácil para el pasado y para sus víctimas. Vivimos tiempos complejos, divagan los cobardes sin saber si a favor o en contra, los jefes de redacción que no saben si mostrar en portada al profeta lacrimoso o al guapito metegoles, CR7. Vivimos tiempos complejos, se excusan los políticamente interesados, sea para no condenar una masacre o para poner encima de la mesa las guerras que pr