Encuentro de Claretianos de la provincia bética |
Vivo en granada, en una comunidad de misioneros, junto a 30 claretianos más. Por un lado, jóvenes de áfrica, europa y asia; por otro, formadores, capellanes, sacerdotes de una parroquia, profesores de la facultad,...; por último, los misioneros mayores de esta zona del mundo (provincia bética).
Pues bien, el viernes pasado, mientras desayunábamos, alguien comentó que uno de los mayores, el hermano Pedro (Pedrito), había pasado muy mala noche y se encontraba enfermo. Él tiene bastantes años (87), muchos achaques y alguna enfermedad.
Quizá no sea él quien acuda a la mente de quien escucha la palabra misionero, más fácilmente asociable a un hombre de unos 40 o 45 años, residente en áfrica o américa latina y fundador incansable de escuelas y comedores sociales, viajando de un lado para otro con su Land Rover destartalado entre jirafas e hipopótamos. Pero no siempre es así. Las cosas grandes que conmueven a tanta gente (sea en documentales de la 2 o en programas sensacionalistas) a menudo no son alcanzadas más que por ansias de sobresalir, egoísmos encubiertos que dejan al espectador en el sillón. Maravillado, es cierto, pero en el sillón. Demasiado grande para involucrarse.
Es descubrir la bondad que permanecía escondida (pero cerca) lo que realmente impulsa, lo que levanta e invita a caminar con una ilusión renovada. Y esto es lo que la misma tarde del viernes se me manifestó mientras revisaba los presupuestos comunitarios del año que ha terminado. Después de leer muchos códigos, números y porcentajes, llegaba a los comentarios que trataban de explicar algunos de los movimientos. Uno de ellos decía: "El Hº Pedro ingresó este año 3.000 €. La aportación de este año se ha dado directamente a la misión de Zimbabue". El sigue siempre dando todo lo que tiene. No importa que hace unos años fueran 30.000, ni siquiera que el año que viene no pase de 300.
Hermano Pedro |
Leí hace un tiempo, tal vez a Eduardo Galeano, que si a este mundo nuestro le sobran personas es porque, en el fondo, todos sobramos. Creo que es un comentario hiperrealista (a mucha gente no le importa demasiado mucha otra gente, seguramente incluidos nosotros en ambos "muchos"), pero puede que también demasiado desesperanzado.
Gracias, Pedrito, por todos estos años de vida entregada y en silencio. Por tantos rosarios como has hecho y con los que has sabido llevar buenas noticias a tantos lugares del mundo. Gracias por manifestar cómo ni tú, ni los ancianos, ni los pequeños, ni los pobres, ni nadie, sobra.
Grupo de los mayores de mi comunidad |
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