La nostalgia es fuente de creación.
La posibilidad de un presente distinto hace que nos planteemos qué hacemos con el que tenemos.
Estas dos ideas surgieron en eso que tengo encima de los hombros y mi hermano solía denominar "cabezón". Estas dos ideas hacen que, pasadas las doce de la noche, olvide los tres exámenes a medio llevar que tengo muy muy pronto. Estas dos ideas me invitan a tomar boli y papel, y a ponerme en orden.
Estas dos ideas brotan de un saludo. Marilú, ex compañera de la facultad (y amiga si Facebook no se equivoca), me decía que ayer, 25 de junio, se graduó la que durante dos cursos fue mi promoción en Matemáticas. Me comentaba que yo formé parte del clásico repaso de recuerdos propio de esas ocasiones, ese anecdotario cómico e informativo para los que aún están, pero de algún modo sangrante para los que nos fuimos.
Sentía al leer, lo reconozco, más pena que alegría. Pena porque fueron dos años bonitos. Pena por lo que quedó atrás. Pena porque, desde lejos, uno aprende a añorar lo que tuvo, e incluso a amarlo.
Pena porque, en cierto modo, tengo miedo de haber dejado el que se presentaba como camino fácil.
Lamento que esta añoranza me impida alegrarme lo que debiera por el final de una etapa importante para mis compañeros, pero así me vienen los sentimientos.
En cambio, no puedo ni quiero volver atrás. Sé que, si lo hiciera, sería sobre todo una decisión movida por el miedo a lo desconocido, a una vida con sentido, aunque distinta. Sería una decisión, sobre todo, movida por el egoísmo.
En cambio, no puedo ni quiero volver atrás. Porque el grito de los pobres yo no lo escucharía bien desde un bonito despacho ni desde una pizarra con bellas fórmulas, y es ese grito de Jesús, ese grito de los crucificados, el que más puede enseñarme sobre la vida. Y es ese grito el que ha cambiado algo en mí.
En cambio, no puedo ni quiero volver atrás, porque desde la inseguridad se comparte más y mejor. Porque ella me posibilita encontrar respuestas haciéndome descubrir preguntas, impidiéndome tapar unas y otras.
En cambio, no puedo ni quiero volver atrás, sino que prefiero volver a mirar hacia delante. Quiero aprender a vivir algo más eso que intuyo como Buena Noticia, eso que me habla de soltar para alcanzar paz, de perder para encontrar, de darse para ganarse, de morir para vivir. Una Buena Noticia tan incisiva que hace daño, que me tienta a recubrirla con algo de oro para desviar la atención y, por qué no, con mucha hipocresía.
Con mucho cariño a toda la gente con la que compartí vida en aquellas aulas.
Y, especialmente a ti, lector, lectora, porque tú también has vivido,
porque tú también has optado, porque tú también vas gastando el corazón.
Porque tú, como yo, quieres caminar hacia una vida llena de sentido
y de algo más que tú y tus circunstancias.
Imagen captada por la red, obra de Edgar Tarazona Ángel, Cundinamarca, Colombia, Creo.
http://unionhispanoamericana.ning.com/profile/EdgarTarazonaAngel
http://unionhispanoamericana.ning.com/profile/EdgarTarazonaAngel
Martin, muchos bessitos de una compi de clase que siempre te tendrá en su pensamiento :D.
ResponderEliminarBea
P.D.: yo no me he graduado porque aún me queda un añito más...pero también me ha dado mucha pena no haber ido...
ResponderEliminarSiempre se echa de menos lo que dejamos atras martín. me gustó, aunque no me haya graduado de nada entendí el mensaje. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias! Sólo recuerdo una Bea... de modo que supongo que eres tú. Si eres un otro tú que no recuerdo... te pido perdón...
ResponderEliminarUn saludo!!
Un saludo Poc. Tuvimos un encuentro en Madrid de jóvenes claretianos. Y al leer eso de... lo que dejamos atrás me acordaba de algo que se repitió varias veces en aquel encuentro: "todos somos inmigrantes". Si no por cambiar de país, sí al menos por encontrarnos vivos en un mundo que, aunque nos parezca mentira, ya estaba antes que nosotros, y seguirá (salvo que uno de esos jefes marque la contraseña y pulse el botón rojo)
ResponderEliminarDespués de escribir esta entrada y de recibir algunos ecos, quisiera disculparme si de algún modo puedo minusvalorar, deslegitimar, criticar implícitamente algún modo de vida, o a los profesores, o a los que trabajan en despachos, o a los matemáticos.
ResponderEliminarNo sé cómo lo leerá cada uno pero, por si acaso, decir que escribí de forma bastante personal y subjetiva, desde mi propio proceso (el cual contiene cosas buenas y también cosas incoherentes y para reinterpretar). En todo caso, es evidente que cada uno tenemos nuestra historia y nuestro sitio en el cual tenemos que tratar de vivir con un sentido, de realizarnos y relacionarnos con otros. Y todo es necesario. Y todos tratamos de construir al fin y al cabo.
Gracias.