Quise perdonarte cuanto antes, y no me di cuenta de que todavía te odiaba. Entonces te odie, te odie sin más, intensa y largamente, afianzado en la promesa de no volver jamás a perdonarte. Hasta que el odio se cansó y pude ver que ya te había perdonado. Aprendí que el perdón va más allá de las palabras niñas dichas bajo amenaza, que el odio es normal, y que las cosas importantes suceden despacito. Aprendí que te quiero, que te odio, y que te perdonaré de nuevo una tarde de verano en que todo esté en calma; que te perdonaré aunque no te lo diga, aunque no sepas siquiera que te he odiado. Necesito tiempo para odiarte... ...porque te quiero.
Un espacio de reflexión que incluye opiniones, pensamientos, reflexiones, certezas y creencias que no tienen por qué ser ciertas, pero que son mías. Soy misionero. Soy cura. Intento creer...