No me quieras por la grandeza de mis palabras, como si las creyera. Quiéreme por la pobreza de mi existencia, que canta con cuentos todo lo que le falta.
Porque no siempre es verdad lo que se sueña, ni se cree lo que se sabe, ni se piensa con palabras. Porque a veces lo real está escondido, y la mentira es el origen del sentido de los días.
Tú quiéreme así, despojado de luces y de verdades, charlatán de sueños, incompleto y en camino.
Tú quiéreme así, quiéreme bien.
Tú quiéreme así, quiéreme bien.
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