Ir al contenido principal

Aparato Fonador



Hace varios años, cuando aún estudiaba la secundaria, recuerdo haber escuchado a mi profesora decir apasionada que el descubrimiento más importante de la historia del ser humano es el descubrimiento del aparato fonador. Menuda chorrada, menuda idiotez, menudo disparate, afirmábamos los alumnos con nuestra mirada y nuestra sonrisa irónica.

Ha pasado el tiempo, muchas palabras me han afectado y me han llegado hondo, y debo decir que tal vez mi profesora tenía razón. La palabra es eficaz, la palabra es creadora; la palabra es instrumento, es motivo, es fuente y luz. La palabra es capaz de matar y de dar vida. La palabra es fuerte. La palabra es la historia de los hombres, la vida de los hombres, el horizonte de los hombres. Siento un profundo miedo, miedo a diluir el poder de la palabra a fuerza de repetir; miedo a que esa repetición haga a la palabra vacía y desgaste mi corazón.
 

Comentarios

  1. Martín no temas a la palabra cuando brota de un corazón limpio, sencillo y humilde. Ten miedo a la mentira y a la doblez..
    ¡Animo hermano, el silencio para Dios, el hermano necesita del hermano palabra, aunque ésta debe ser sana.

    ResponderEliminar
  2. La última palabra... la tiene la Palabra. Y eso basta. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Que bien hace a todos que en algún momento utilicemos las palabras para alabanza de las mismas. Son la expresión de aquello que nos acerca y aleja más de Dios, el raciocinio y la voluntad.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por participar en el blog con vuestra lectura y comentarios. Y a Mario Benedetti, quien comentaría algo así:

    "el simple hecho de no macerar el tema con palabras que se repiten y se gastan y nos gastan, ese simple silencio nos irá ayudando, nos ayudará a querernos como verdaderamente somos, y no como tendríamos la frágil obligación de ser"

    Mario BENEDETTI, "Primavera con una esquina rota". El Otro (Sombras y medias luces), 1982

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Es loco el viejo

Es loco el viejo barbudo... De un tiempo a esta parte se volvió tan franco y libre que no tiene problema en llevarse con frecuencia a sí mismo la contraria, sin dejar por ello de pensar como piensa ni de hablar lo que dice, incluso aunque a veces, prefiriendo no pensar, simplemente calle. Yo quiero de mayor ser como él, viejo, barbudo, libre y loco. Y si no llego a mayor ni me curo de lampiño, me conformo con libre y loco, que cuerdos ya los hay muchos, y no existen locos presos. Los viejos con los años se liberan de todo... ...los libres parecen locos... ...y los locos, aunque mueran, jamás envejecen. ¿Cómo no desear la libertad de cumplir años? ¿Cómo huir de la locura del evangelio?

A los locos de la historia

Breve homenaje a los locos de todo tiempo. Aquellos que se excedieron en el pensar y en el sentir. Hombres y mujeres que, yendo más allá de los patrones sociales, fueron capaces de cantar la vida y crear así las más bellas historias, llenas de música, colorido y silencio: Sueño con escuchar la más suave imagen jamás cantada. Mientras alguien se decide a dibujar su melodía y a gustar sus letras, empleo mi tiempo en oler en silencio los colores que irradia.

Todo ha cambiado

  Cada cierto tiempo alguien me dice: Martín, ¿ya no publicas lo que escribes, o es que has dejado de escribir? No tengo respuesta. O sí. A veces uno tiene necesidad de vivir, y a veces de pensar lo vivido. Y este tiempo, quizá, he estado ocupado. O perdido. O enfocado. O distraído. Qué más da. Hoy escribo para ti, así que prefiero no desvelarte lo que es mío. Necesito que antes recuperemos la confianza. Han pasado dos años. Dos años desde la última vez. Enero de 2020. Y me enfrento a ti, lector, y a mí mismo, con el pudor de dos antiguos amigos que, compartiendo mesa en la boda de un pariente lejano, se observan, como tratando de descifrar los restos de un pasado compartido, las marcas de tropezones en la cancha, pedradas en el parque, estrellas en el alma.   -¿En serio eres tú?- nos preguntamos sin apenas decir. Todo ha cambiado. Todos hemos cambiado. Te miro, mientras suena la música. Te miro y no sé quién soy. -¿Qué tal te fue la guerra? -pregunto. Poco después me arrepiento. No sé