Ir al contenido principal

Soy Utopía. ¿Y tú?


-Soy Utopía. ¿Y tú?
-Martín. Tengo la sensación de haberte visto antes. Espera... ¡¡Utopía!!
-¡¡Martín!!
-¡Pero qué sorpresa! ¡No nos vemos desde que éramos jóvenes y soñadores! Te veo igual, no has cambiado nada. ¿Cómo estás?
-Bueno, jodida... Por un tiempo pensé tener muchos amigos, pero casi todos me dieron de lado.
-Pero, no todos...
-Tienes razón, los amigos de verdad han permanecido. Cuando ya nadie parecía confiar en mí, al torcerse todas las cosas, ellos continuaron a mi lado.
-Siento haberte fallado tantas veces...
-No te preocupes, mi casa siempre está abierta para ti.

-Sigues viviendo allí?
-Claro. Me gusta ese sitio, el alto horizonte. El lugar donde cielo y tierra hacen las paces, el punto en que todos podéis uniros, aun siendo muy distintos.

-Ya me enteré de la noticia.
-Lo de la boda de Clara, claro.
-¡No! ¡Lo de tu eterna juventud! ¿Cómo es eso de ser inmortal?
-Pues no lo he pensado mucho. Espero tener tiempo más adelante. Creo, en todo caso, que es difícil. Como eso de "renovarse o morir".
-No te sigo.
-Verás, aunque la gente suela verme tan quietita, no paro. Soy como esas actrices de teatro que, a lo largo de la obra y sin dejar de ser las mismas, van cambiando de traje una y otra vez para hacer llegar al público el mensaje de la mejor forma.
-No sabía que hubiera tantas formas de expresar...
-Pues las hay. Tantas como personas contemplan la representación.
-Entiendo...
-No basta con entender. Es necesario que tomes nota. Si quieres aprender de mí, si algún día aspiras a ayudar a otros a vivir, si pretendes mejorar la sociedad, la política, la economía, más vale lo hagas mejor que muchos otros que lo intentaron antes. Es importante que trates de hacer accesible a sus vidas eso tan bueno que querrás decirles. Es importante que busques hablarles a su corazón. Si el cambio no brota desde dentro, será un pobre cambio. ¿Estás apuntando?
-...eso... tan... bueno... que... ¿Eso tan bueno que qué?
-Eso tan bueno que querrás decirles.
-¡Vaya! ¿Hay algo tan bueno que querré decirles? ¡Me dejas sin palabras!
-Me sucede a menudo. Soy Utopía. ¿Y tú?


Arriba, Horizonte marino, de Ramiro Ribas.
Más arriba, ‘Fra Asgardstrand’ Paisaje de Edvard Munch

Comentarios

Entradas populares de este blog

Todo ha cambiado

  Cada cierto tiempo alguien me dice: Martín, ¿ya no publicas lo que escribes, o es que has dejado de escribir? No tengo respuesta. O sí. A veces uno tiene necesidad de vivir, y a veces de pensar lo vivido. Y este tiempo, quizá, he estado ocupado. O perdido. O enfocado. O distraído. Qué más da. Hoy escribo para ti, así que prefiero no desvelarte lo que es mío. Necesito que antes recuperemos la confianza. Han pasado dos años. Dos años desde la última vez. Enero de 2020. Y me enfrento a ti, lector, y a mí mismo, con el pudor de dos antiguos amigos que, compartiendo mesa en la boda de un pariente lejano, se observan, como tratando de descifrar los restos de un pasado compartido, las marcas de tropezones en la cancha, pedradas en el parque, estrellas en el alma.   -¿En serio eres tú?- nos preguntamos sin apenas decir. Todo ha cambiado. Todos hemos cambiado. Te miro, mientras suena la música. Te miro y no sé quién soy. -¿Qué tal te fue la guerra? -pregunto. Poco después me arrepien...

No te rías si te hablo del satisfyer

  Nutrición, relación,  fin de curso. Nutrición, relación, fin de curso. Nutrición, relación, fin de curso. Año tras año, el mismo maldito orden en el temario de Biología y Geología. El destino -por no culpar a nadie- que mantenía a los alumnos a la espera de llegar por fin al tema tabú, el que despertaba las reveladoras sonrisas, el sexo. Bueno, sí, oficialmente "reproducción". Pero para todos, el sexo. Tantas cosas han cambiado. Las escuelas se llenan de letras que se explican con más normalidad cada vez. La L. La G. La T. La B. La I. Y hasta la A y la Q en ocasiones. ¡Lo que saben los niños de hoy en día! Todo cambia, y es necesario que seamos nosotros los que cambiemos. Si no, lo harán otros. Y una manera de cambiar es vencer los tabús, las risillas tontas que insinúan curiosidades no resueltas, miedos escondidos y culpas estancadas. Yo ya he empezado. El otro día, sin ir más lejos, en una conversación con adultos, usé la palabra de moda: "sa...

La paradoja de la manzana

La vida está llena de paradojas, y creo que en el símbolo de la manzana se resume una bastante común. La paradoja de la manzana. Mi nacimiento no fue tan peculiar como el de Gila (“ mamá, que he nacido ”). Algunos se alegraron, y la mayoría permaneció indiferente. Yo era muy distinto por aquel entonces (finales de los 80). No sufría por tener que levantarme temprano, y tampoco me gustaba quedarme trabajando de noche. No entendía a los filósofos. Ni siquiera sabía leer. Solamente entendía a mi abuela con sus expresiones de abuela: como ese sonoro “ ajajayyyyy ” acompañado de un rápido “ qué-bonito-es ” y de asfixiantes muestras de cariño. De hecho, tardé unos meses llegar saber qué era eso de “ qué bonito es ”. Todo era muy sencillo en los primeros tiempos de mi vivir en la tierra. Yo no tenía dientes, pero tampoco me hacían falta. Todo lo que me daban era líquido. Primero leche y agua, después un rico batido de manzana y plátano. Poco a poco la cabeza me fue creciendo. Yo no paraba...