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La noche



Desde que crecí en años y autonomía, que no digo libertad, nos hicimos amigos. Nuestros primeros encuentros fueron fortuitos, es cierto. Yo dejaba el estudio para el final, y siempre acabábamos encontrándonos. Recuerdo más de una ocasión en que nos despedimos, sin haber dormido, justo cuando el sol, invisible pero cercano, lanzaba sus primeros rayos. Hemos vivido tanto.

Cada día, desde aquella época, al amanecer me siento desorientado. Yo no la encuentro y ella no me deja buscarla. Debo confiar en que aparecerá, igual que un niño confía en que, llegado el tiempo, su madre volverá y lo sacará de la escuela. Igual que un anciano quien, encerrado en el claustro de una cama con barandas, tras preguntar cada noche si alguien le despertará al día siguiente, espera. Duerme y espera.

Aun no viéndola, ella está. Me acompaña en silencio durante la jornada, discreta, sigilosa, humilde. Y llegado el momento, es también ella quien roba la luz al día para, lejos de apagar, transformarla en antorcha interior, ponerla dentro y permitirle llenar de sentido. Llenar de sentido la vida.

Es ella quien me desvela revelándome verdades, es ella quien, así, sencillamente, me hace crecer hacia lo profundo. Es ella quien, en la oscuridad, me muestra las estrellas. Pocas, es cierto, pero suficientes para recordarme que más allá, un poco más allá, sobreabundan.

Y cuando esa intuición me invade, mi corazón se ensancha, acuden a él quienes sufren en medio de días de luces y engaño. Y también quienes hacen sufrir. Y no me importa si cae alguna lágrima, porque ellas serán muestra de que todavía, como el niño o el anciano, confío. Y no me importa si dentro de un rato, al despertar, de nuevo he perdido la fuerza o el ánimo. La noche llegará, y con ella una luz más real, porque nace de dentro. De muy dentro.




Imagen de la obra "La noche estrellada", de Van Gogh. Óleo sobre lienzo de 1889, se encuentra en Nueva York, en el Museum of Modern Art.

Comentarios

  1. Gracias por seguir confiando, gracias por seguir compartiendo...

    Siempre es ella y siempre será ella... la única, la que no te suelta la mano, aún cuando no confías, aún cuando crees que estás tan lejos... Siempre es ella la que te recuerda que hay que SER FIEL A LA VERDAD...

    _un beso enorme Martín_ Reza por los que confiamos un poco menos... o por los que nos resulta un poco más complicado estar pendiente de ella!

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