Un final abierto es un final anticipado y mentiroso,
la detención de la historia
y la imposibilidad de un encuentro real en el futuro;
es la obstaculación operada
por el muro del presente.
Un final abierto es tan sólo
la esperanza vaga en un guión inconcluso,
en un porvenir que ya no viene.
Es pura ilusión,
oasis seco.
Un final abierto es frustración,
certeza de no ver el abrazo postrero,
las lágrimas últimas.
Un final abierto no es un final,
no puede serlo,
pues contradice el más morboso deseo de conocer.
Reconozco la derrota venidera,
tiendo la mano al adversario,
y acepto el desafío que suponen
las zonas siempre oscuras de la historia,
la nostalgia de mi promesa incumplida
y la pena de tu pronta e inesperada marcha.
¿Puede ser no que no es? ¿o no ser lo que es?
ResponderEliminarSin decir dices mucho y diciendo mucho no dices nada.
muy bueno hermano