Mi corazón y mis ojos
se alegran al ver su rostro.
Isabel,
sentada pero en pie,
alegre y en camino.
Las manos sobre su vientre,
y en su vientre, Antonio,
pequeño juguetón de 7 meses.
¡Cuánto bien se hace
con tan sólo estar enamorada!
¡Cuánta sensibilidad y ternura
en las lágrimas de una mujer,
en el llanto de una madre
que lo es ya,
sin serlo!
La vida tiene tanto que ofrecerte,
mujer:
tantas canciones, tantos cuentos,
tantos pañales, tantas lágrimas
que te quedan por vivir,
mujer,
madre sin serlo.
Agradezco a la vida tu mirada agradecida,
y lleno con tu seno enternecido,
clamo y canto a Dios por ti,
y por tu Antonio.
¡Gracias!
En Tamaraceite, Gran Canaria.
Un amigo, Martín cmf
Gracias por seguir compartiendo con nosotros tu mirada esperanzadora sobre las personas.
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