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Esperanza en medio del asfalto

Durante 22 años sólo he vivido en 2 ciudades, Granada y Sevilla, ambas lo suficientemente asfaltadas como para creer que todo en la vida es el hombre, pero también lo suficientemente habitadas como para que abunden los excluidos, los ancianos solos, los jóvenes enganchados, los divorciados que piden comida, los inmigrantes cuyo trabajo es a veces perseguido por el trabajo de los policías, las mujeres sin recursos, los niños en la calle, la indiferencia de quienes no nos damos cuenta.

En concreto, en Granada la tasa de paro es una de las más altas de España, creo que en torno al 30%. Estos problemas se concentran además en algunas zonas, como el polígono Almanjayar, donde yo vivo.

Ante esta situación, y ante muchas otras, hay muchas posibles reacciones.

-Negar su existencia, alegando que "si no lo veo, si no lo conozco, si no me pilla cerca, entonces no existe". Conozco bien esta reacción porque, aunque quiero vivir con austeridad y estas realidades las tengo aquí mismo (a la puerta de casa), a menudo lo que me ocupa es sólo lo mio: mis estudios, mis tareas, mi habitación, mi casa, mis relaciones, mi yo.


-Verlas superficialmente, saber que están, incluso estudiar datos como los que iniciaban la reflexión (30%, incremento del PIB, aumento del absentismo escolar en el primer trimestre del 2011, 17,12 personas quedan en paro cada 23,574 horas,...), pero sin recordar que las personas no somos datos, sin tener en el corazón rostros concretos, sin empatizar con ellos. Esta superficialidad tiene muchas variantes de las que también participo:



      * Afirmar la imposibilidad de cambio. Son muchos los problemas, demasiados los datos, e imposible una solución global. Esta actitud puede derivar fácilmente en el estadio primero (acabar negando la existencia de estas situaciones).

      * Lavarnos las manos. Esta reacción es muy corriente y muy amplia, y de ella brotan muchas frases: "la culpa de todo la tienen los que mandan... y yo no puedo hacer nada", "la culpa la tienen los que vienen a España sin contrato a quitarnos el trabajo... y yo no puedo hacer nada", "la culpa la tienen los bancos y las transnacionales... y yo no puedo hacer nada", "la culpa la tiene la maldad humana... y yo no puedo hacer nada", "la culpa la tienen ellos que no quieren trabajar, porque yo he salido de cosas peores. Si ellos no se esfuerzan... yo no puedo hacer nada", "nadie tiene la culpa, pero así es... y yo no puedo hacer nada".


      *Ofrecer soluciones simplistas: "lo que habría que hacer es..." cambiar el gobierno, crear o aplicar alguna ley, echar a 100 o 200 mil "sin papeles", meter en la cárcel a otras tantas, quitar o subir pensiones, legalizar o ilegalizar tal droga, etc.

- Dejarse tocar: oler la pobreza, escuchar los gritos, presenciar conflictos, sentir la soledad, descubrir el odio, ver el futuro incierto que espera a muchos, tocar las heridas. Creo que esta es la única vía posible, pero ojo, dentro de ella existen muchos caminos y no todos muy certeros:

      * Ayudar un poquito, sentirnos mal porque nada va a cambiar, y volver: "yo no puedo hacer nada, es imposible, no existe"

      * Ayudar un poquito y tranquilizar nuestra conciencia, sentirnos bien y entonces considerarnos capaces decir a los demás "mírame, yo soy alguien grande, soy solidario"

     * PERMANECER EN EL DOLOR, NO OLVIDAR NOMBRES, MIRADAS, FECHAS, MUERTES, DEJAR QUE ELLO NOS CAMBIE, NOS ORIENTE, NOS HAGA PRIORIZAR, NOS IMPULSE A SEGUIR CONOCIENDO LOS ENTRESIJOS DE LA SOCIEDAD INJUSTA EN QUE VIVIMOS Y, SOBRE TODO, A DESCUBRIR LA ESPERANZA.

UN DOLOR QUE NOS LLEVE A COMPARTIR, A ENCONTRAR LO IMPORTANTE, A HUIR DE VISIONES QUE REDUCEN LA REALIDAD, QUE DAN SOLUCIONES PARCIALES O FICTICIAS; A HUIR DE JUICIOS QUE NO CONSIDERAN LA COMPLEJIDAD DE CADA SITUACIÓN, DE CADA FAMILIA, DE CADA PERSONA.

UN DOLOR QUE SAQUE DE NOSOTROS LO MEJOR, QUE NOS PONGA EN CONTACTO CON NUESTROS ANHELOS, CON NUESTROS SUEÑOS.

UN DOLOR QUE DE VEZ EN CUANDO NOS HAGA DETENERNOS, REINICIAR EL GPS PERSONAL, RELATIVIZANDO Y ABSOLUTIZANDO SEGÚN CASOS.

UN DOLOR QUE NOS CONECTE, PUES TODO EL QUE VIVE PARTICIPA DE ÉL.

UN DOLOR QUE NOS COMPROMETA Y QUE, AL MISMO TIEMPO, NOS HAGA HUMILDES, CONOCEDORES DE NUESTRA LIMITACIÓN.

PERMANECER CON ESPERANZA EN EL DOLOR, UN DOLOR QUE NOS CONVIERTA EN PERSONAS PROFUNDAMENTE HUMANAS, ES DECIR, EN PERSONAS DIVINIZADAS. 

CAMINAR APRENDIENDO A SER SENCILLOS, PERO SIN SIMPLIFICAR LA COMPLEJIDAD DE LO REAL.

[GRACIAS A LAS PERSONAS DEL BARRIO DE LA PAZ QUE SOIS FIELES EN LAS DIFICULTADES, ESPERANZA EN LOS CONFLICTOS, LUZ EN LA NOCHE INCESANTE. GRACIAS POR ABRIRNOS VUESTRAS PUERTAS ESTA TARDE Y CADA TARDE. GRACIAS CUQUI, MUSA, COMUNIDADES RELIGIOSAS, MUJERES DEL BARRIO...]

Comentarios

  1. Por alguna razón hoy no deja esto recibir comentarios. Pero alguien me preguntaba:

    Me chirría un poco esta frase: "lo suficientemente habitadas como para que abunden los excluidos, los ancianos solos, los jóvenes enganchados, los divorciados que piden comida" no por ser divorciados se pide comida ni todos los que piden comida son divorciados.

    Aclaración: Al hablar de divorciados que piden comida no quería expresar una generalidad, sino que pensaba en dos hombres concretos de granada que son divorciados y piden comida.

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